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Vilaflor

Descripción del municipio

Vilaflor ya era conocida como Vilaflor de Chasna desde el siglo XVI y muy frecuentada por cientí­ficos, enfermos y otros visitantes que llegaban hasta aquí­, bien atraí­dos por su interés cientí­fico dada su cercaní­a al Teide, bien por la benignidad de su clima o bien por el placentero sosiego de su entorno. Hoy, asentado entre pinares y almendreros en el centro de Tenerife, el municipio de Vilaflor sigue conservando esos valores; con 1.400 metros, su capital municipal es la que se halla a mayor altura de Canarias.

Los pinares de Vilaflor albergan notables comunidades de Pinzón Azul, una especie endémica en peligro de extinción, así­ como una subespecie endémica del Pico Picapinos.

Más información

Mapa de localización del municipio de Vilaflor (Islas Canarias)
Imagen representativa del municipio de Vilaflor (Islas Canarias)

Sí­mbolos de Vilaflor

Bandera

La bandera de Vilaflor se presenta dividida horizontalmente en cinco franjas, tres verdes y dos blancas. Al centro, el escudo municipal.

Aprobación: Orden de la Consejerí­a de Presidencia del Gobierno de Canarias de 17 de mayo de 1993 (BOC de 16 de junio).

Escudo heráldico

El de Vilaflor es un escudo cuartelado. Primero, de gules, tiara y llaves pontificias en sus colores. Segundo, representación de la montaña El Sombrerito al natural, con bordura de plata. Tercero, de oro, pino en su color. Cuarto, de plata, racimo de uvas de sinople. Al timbre, corona real cerrada. Bajo la punta, cinta de plata con la leyenda Vi la Flor de Chasna en letras de sable.

El primer cuartel simboliza a San Pedro, patrón del municipio. El segundo muestra una de las imágenes más caracterí­sticas del paisaje de la zona. El pino representa la gran riqueza forestal, y en especial el llamado Pino Gordo, el de mayor diámetro de Canarias. El racimo simboliza la producción vitiviní­cola. La inscripción de la cinta alude a la leyenda según la cual en 1496 un capitán castellano, al llegar al Barranco de Chasna en persecución de los guanches, se encontró con una bella muchacha aborigen a la que hizo prisionera y de la que se enamoró perdidamente, hasta el punto de que, cuando ella escapó, él perdió la razón y murió al poco tiempo sin cesar de gritar ¡Vi la flor de Chasna!, de donde habrí­a surgido el nombre de la localidad.

Aprobación: Orden de la Consejerí­a de Presidencia del Gobierno de Canarias de 19 de octubre de 1992 (BOC de 11 de noviembre).


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